24 horas más tarde, ya casi sin vida, muriéndome del embole y del dolor de cabeza, lo único que mi cuerpo pudo hacer hoy es sacarle una foto a esta tableta de tafirol abierta.
La anécdota divertida del día que de divertida no tiene un carajo es que, evocando a las épocas de campaña y de esos brevajes místicos que me hacía mi querido amigo Juan, me armé un té con limón, jengibre, miel y un chorrito de whisky. Eso te lo tomas bien caliente, te tapas y a los 20 minutos estás todo transpirado y largando todo. Este té me lo hice ayer, hoy domingo, todo blando y sin ningún tipo de ganas de hacer nada, le pedí a mi vieja si me lo podía hacer y le hago la aclaración de que le ponga un chorrito de whisky. Me arma el té, me lo tomo sin oler absolutamente nada, porque, si hay algo que no tenés es olfato cuando te engripas….¿Qué pasó? Mamá se fue un poco al carajo con las proporción del whisky en el té y me agarré un pedo de novela. Básicamente tenía: dolor de cabeza que me moría por la gripe, un mareo atroz del pedo que tenía y un dolor de espalda de la cantidad de horas que ya había estado en la cama acostado. Las ganas de rajarme un escopetazo eran increíbles.
Nada…litros y litros de agua para desinflamar el tálamo, otra ronda de tafiroles varios para tratar de bajar un poco el dolor de cabeza, toalla mojada en la nuca/ frente para no morir de un micro ACV y después, tipo 04:00am, un hambre galopante que ni les cuento…en fin…un domingo hermoso. Moraleja: Tengan cuidado con las madres…a veces, no siempre, pero a veces, la cagan y fuerte.
Pd.: Levantándome a la madrugada pateé la taza con lo que quedaba del té y se cayó arriba del teclado de la Mac. Brillant!
16/03/2016