Esto de levantarse un sábado a la mañana temprano es algo infumable. Lo hice sólo porque mi querido amigo Facundo me pidió si le podía dar una mano con unas fotos para Maxi Trusso. Charla copada con él y quedamos hacer las fotos en otro momento.

Con Facundo y Cecilia habíamos organizando para el viernes una cena que colgamos y cancelamos, ya no sé cuantas veces, y quedamos para comer este mismo sábado. Le Pein Quotidien fue el lugar. Sopa de zanahoria y unos tartines impresionantes fueron la elección.

Torta de chocolate belga y café con leche para cerrar.

Después, a casa a dormir un buen rato, cuando “un buen rato” quiere decir  “hasta el otro día.”