Tengo el recuerdo de que en mi casa, de chico, había el famoso sifón drago y que, como esta pava, hacía el mismo efecto cuando te acercabas: te deformaba, propio por la forma del sifón. Me acuerdo de jugar un montón a eso de acercarme y alejarme del sifón para ver ese efecto delirante que generaba hasta que un día, no me acuerdo si mi madre o padre (seguramente el segundo) me retó porque decía que eso hacía mal (!?). Desde ahí, lo empecé a hacer a escondidas. Andá saber que será las cosas que “ven” los padres que nosotros no. Obvio que no hacía mal pero vaya a saber uno que fue lo que les molestaba que uno juegue con el sifón.

Sacando esta neda de lado, nos fuimos a la casa de Pirucha. Compramos unos ravioles, dormimos siesta, merendamos y nos fuimos. Mañana comienzo mis vacaciones. Este domingo se prolongará por varias semanas.