El vuelo hizo la famosa escala en BRU, levantó gente como lechero y siguió camino a Estambul. Era la primera vez en mi vida que me quedaba en un vuelo esperando que suba gente. Fue bastante anecdótico ver como la gente pida cambiar los asientos con otros para viajar juntos o ver como hacer el refill de todo dentro del avión, etc etc. Al lado mío se sentó un señor que medía, sin exagerar, 1.87. Una bestia. Obvio que el vuelo de ahí para adelante se transformó en una lucha en ver quién se quedaba con el apoya brazos (ganó él, obvio está) y después la disputa fue porque pasara “a su lado del asiento” su pierna, porque, literalmente, el señor no cabía dentro de su silla. Esa pelea fue a medias.

Como verán, yo y mis míseros 1.74 NUNCA tenemos problemas en los vuelos, pero bueno…tampoco la pelotudez de estar usando el espacio del otro. El señor era bastante sociable, lástima que no hablaba una gota de español ni de ingles y él y su mujer pensaban que yo era turco por la barba, más no. Todas las conversaciones se basaron en señas y palabras que entiesemos los dos, como por ejemplo (a qué no saben?) Messi, Maradona y la concha de mi madre.

Compré el plan de datos en el avión y la verdad es que fueron los 15 dólares mejores invertidos del universo.

Llegamos a IST, el señor gigante y su mujer se despidieron con “Muchas Gracias” (literalmente, en español) y se fueron. Hice el Passport Control, todo OK y después fui el Hotel Desk para que me asignaran un hotel. A los 10′ estaba arriba de la comby que me llevaría al hotel.

El hotel es hermoso. Se llama WishMore. Llegué muerto de calor, más allá de que en Estambul estaba haciendo 9C, abrí la ventana y lo que jamás me percaté es que enfrente del hotel hay una mezquita y a eso de las 06:00am empezaron a llamar a sus fieles por alto parlante. Enloquecí pero bueno..después entendí el significado de esas ventanas con doble hoja aislante. Igualmente, creo que el sonido del llamado lo hubiese escuchado igual. Linda manera de despertarse.