Ayer a la noche, cuando Nico y Nati se fueron, me empecé a sentir mal pero como estaba bastanta cansado y había tomado algo de frío, a priori se lo adjudiqué a eso; cansancio acumulado de la semana. Al transcurrir la horas…oh boy! Todo se hizo custa arriba de una manera insoportable. Apareció toda la sintomatología de dengue. Sábado: dolor general de cabeza, detrás de los ojos y fiebre. Domingo: siguió la fiebre (nunca subió más de 38~39C por suerte) y empezó el dolor muscular generalizado. Lunes: la fiebre ya se había ido pero empezó el dolor articular. Martes: lo mismo que el lunes.

El mismo martes Ariel me llevó a la guardia del sanatorio Anchorena. Tenía 70 personas delante mío. La mitad de la guardia saturada con gente que tenía dengue y la otra mitad con gente que pensaba que lo tenía (palabras de la chica de la recepción). Una persona delante mío se empezó a quejar de que estaba con una nena de 3 mes desde las 10:00am y que eran las 18:00 y que todavía nadie los había atendido. La chica de la recepción le contestó con un “todavía tienen 23 personas por delante” y ahí fue cuando decidí irme a morir a mi casa. No iba a esperar 7 horas para que me dijeran que tengo dengue (cosa que ya sabía que tenía). A la guardia fuimos porque tenía/tuve toda la sintomatología y lo único que me preocupaba era el conteo de plaquetas pero igualmente, a la guardia fui más para control que por algún motivo en particular.

Del miércoles al sábado ya no tenía ningún dolor propio del dengue pero lo que si me apareció fue, tanto en los brazos como en las piernas, el famoso sarpullido. Una cosa marginal y que pica bastante. Es más molesto que dolorozo.

Cuando pensas que ya salís, aparece otra cosa nunca que te hace enloquecer un poco más.

Haciedo un racconto: las primeras 48hs fueron, literalmente, la muerte. Entre que no podía conciliar el sueño y que en dolor corporal era insoportable, enloquecí un poco (bastante). Cuando se me fue la fiebre, apareció el dolor articular y muscular. No podía dormir, y ahí enloquecí otro poco más. Se me fue el dolor muscular/articular, apareció la picazón en manos y pies. No podía dormir porque me picaba el cuerpo: enloquecí el resto de lo que no había enloquecido previamente. Resumen: me desquicié.

No tuve ganas en ningún momento de sacar fotos. No me dio el cerebro, ni el cuerpo ni el alma para agarrar la cámara. Lo único que quise fue morir o que se vaya todo el dolor que tenía acumulado. Estuve aproximadamente 7 días tirado en la cama sin ningún tipo de deseo de nada. El alimentarme era meramente emocional. Nunca tuve hambre pero me obligué a comer a sabienda de lo que me podía llegar a pasar si no lo hacía.

Recién el sabádo 30/04 entendí que iba a seguir viviendo y que tenía que salir de la cama un rato. Le pedí a Ariel si me podía sonar la espalda porque me sentía completamente duro y carente de cualquier tipo de movimiento. Nos les puedo explicar el sonido que emitió la espalda al momento de apretarla.

Si tengo que aproximar la cantidad de agua que tomé, debería calcularla en tanques. Litro como unidad de medida me queda chico. Tarfirol cada 6 horas sino, no estaría acá.

En fin…no puedo creer que haya tenido esta enfermedad marginal que me robó más de una semana de mi vida y me dejó roto en mil pedazos. Razón número 12038102308 para amor (aun más) el invierno.

23/03/2024

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