Con Ariel cambiamos el burlete de la heladera. La realidad es que no fue fácil pero tampoco tan complejo. Lo tedioso es sacar todo el burlete viejo (y su pegamento) después de tantos años de estar pegado. La goma se pudre y se hace como una especie de pasta. Si todo ese excedente no se saca, es imposible poner el burlete nuevo porque no hay espacio de más. Todo muy a medida. Es en lo que más tiempo tardamos.

Poner el nuevo burlete es más maña que fuerza. Con la ayuda de una espátula lo podes hacer pero bueno, lleva su tiempo. Con la puerta del freezer practicamos, por ende, con la puerta de la heladera ya estábamos más cancheros. No lo sé a ciencia cierta pero creo que si me llega a pasar otra vez (de acá a otros 109831038 años, espero) no sé si la cambiaría yo nuevamente. Creo que le pagaría a alguien para que lo haga pero bueno, ahora tengo tacahada en mi checklist el haber cambiado el burlete de una heladera. ¿Quién me quita lo bailado?

18/04/2021

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