Básicamente el día es un deja vu al de ayer, la diferencia es la cerveza y mi mayor predisposición para ponerme en pedo

Vino el mismo chicos, le pedí también el mismo plato y esta vez le di el teléfono para que me escriba el nombre del mismo. Se llama Paneer Chilli. La cerveza es una regional que se llama Kings. Es una pilsner muy rica. El resto de la tarde transitó entre pensar, escuchar el ruido del mar y el de los cuervos, pedir más cerveza y otro plato de paneer chilli.





Al momento de regresar al hotel, pedí la cuenta y él, muy amablemente y con un tono de voz muy tranquilo me preguntó que estaba haciendo en Goa. Me siento en mi reposera nuevamente, él hace lo mismo y nos quedamos charlando un rato sobre su vida y la mía. Me despido con un apretón de manos buena onda y le pregunto si le jode que le saque una foto para retratar el momento. Me dice que no, que no le molesta pero que se la mande. Le pregunto su nombre, me lo dice y, obviamente, le hago seña de que me lo escriba en el teléfono. Con mucha paz y algo de temor en la pantalla se refleja la palabra Guddu.

Me voy caminando despacio, con la remera puesta y habiéndome dado cuenta que tengo los pies destruidos. Las ojotas me destrozaron los pies y el regreso al hotel se transforma en una procesión ca†ólica.





Me tiro nuevamente en la pileta, me baño, armo la valija y a eso de las 23:00 emprendo viaje al aeropuerto. Me espera un vuelo desde Goa a Nueva Delhi de 3 horas, una espera corta y a las 06:00am el viaje a Estambul que me terminará de sacar de este hermoso país que me dio una de las mejores experiencias de mi vida. Dejo India sabiendo que, sin duda alguna, regresaré pero JAMAS lo volveré hacer en verano.

Gracias India por haberme cagado a piñas, fuertemente. Eternamente agradecido.

17/05/2017

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